El periodismo de Ryszard Kapuscinski
Nos llamó mucho la atención esa enorme capacidad suya de mimetizarse con el ambiente, esa implicación personal, ese sumergirse en la vida y las circunstancias de las personas protagonistas y sufrientes de los hechos que narra, el conocimiento de la experiencia que comunica.
Y todo ello, por contraposición, nos traía al momento actual, a lo que hoy es el periodismo, a cómo se plantea, para sumergirnos a continuación en interrogantes. Porque hoy día ¿de dónde nace el "contar"?. ¿Quizá de la propia presión de la profesión? ¿o de la necesidad de trasmitir a otros lo vivido?. Pero, y ¿cómo se comunica?, ¿por qué muchas veces lo único que se consigue es que intentemos escapar de la información?, ¿por qué nos aburre?, ¿por qué no nos llega y no nos conmueve?, ¿por qué no nos incomoda hasta el punto de levantarnos del asiento para hacer algo al respecto?, ¿por qué nos hacen creer que con estar "informados" es suficiente?
Hay mucha frialdad en la manera de comunicar. Demasiada asepsia. Casi todos los medios de comunicación trasmiten de similar manera las mismas noticias, sin apenas variantes, sin apenas más matices que la orientación política de quien gestiona y dirige. Tenemos mucha información, es cierto, nos bombardean con toda ella, pero no por ello estamos más sensibilizados con todo lo que ocurre. ¿No conmovían mucho más los juglares con sus "Cantares de gesta"...?
Ya no estamos ávidos de saber. No tenemos la curiosidad alerta, las ganas de preguntar acerca de las buenas o malas nuevas que nos traen. ¿Quizá demasiada información junta, revuelta, entremezclada, repetida, apresurada, sin tiempo para reposarla? ¿Nos faltan auténticos "comunicadores"? ¿Qué hace interesante lo que se cuenta? ¿Quizá todo aquello que nos hace conectar con la esencia misma de la cultura y de lo más auténtico del ser humano?. Ciertamente, todo lo que "es", al conocerlo, se nos hace cercano.
Estamos situados ante medios de comunicación, sobre todo televisivos, encaminados a dis-traernos y no a reconocernos y situarnos. ¿Nos hemos olvidado de la importancia de la movilidad del ser humano por los diferentes territorios?. ¿Estamos acusando una posible falta de identidad...?
Artur Domoslawski, a pesar de ser amigo y discípulo de Kapuscinski, ha publicado un libro que ha ocasionado una fuerte polémica entorno a su figura donde le acusa de "inexactitudes", de utilizar su labor como reportero para colaborar con el espionaje polaco, de "fabular" la realidad, de intensificarla... Pero ¿no es esa intensificación de la realidad algo casi necesario para conmover y ser capaces de descubrir la esencia de lo que se quiere decir?, ¿cómo se revela si no el acto creativo?.
La importancia de la palabra escrita y la hablada vienen condicionadas por la manera en que se manifiestan y el periodismo tiene mucho que caminar en este sentido.
La tarde fue cayendo mientras nos sumergíamos en todas estas reflexiones. Íbamos de ellas a nuestras propias anécdotas personales, las mezclábamos, nos contábamos, nos compartíamos, nos regalábamos las palabras...
"Las palabras las tenemos todos" (decía Rosa). Es cierto. Las tenemos todos. Todo dependerá del uso que hagamos de ellas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario